- Sacar la agenda y ver lo que tienen que hacer.
- Seguir el horario que ya tienen elaborado. Es importante que ellos hayan estructurado su tiempo de estudio igual que se ha hecho con las clases escolares. Ya sabéis que la rutina ayuda a la concentración.
- Crear un horario personal de estudio puede ser algo complejo, pues no hay un niño igual a otro. Con algunos alumnos del último ciclo de Primaria ya hemos realizado su propio horario que tiene en cuenta sus gustos, horarios y dificultades académicas...
- Sacar punta a los lapiceros, ir al baño….
- Una mesa bien ordenada sólo con un lápiz o bolígrafos (azul y rojo), el cuaderno y el libro. No necesitan más, todo lo demás sólo les va a distraer.
- Otro tema conflictivo es música sí o no. Mi opinión es que no, porque tienen uno de los canales de información ocupado con otra actividad y, si la concentración no es el punto fuerte de nuestros hijos, al final acabaran yendo y viniendo de una actividad a otra y perderán mucho tiempo. Cuando van madurando y su concentración aumenta, hay alumnos a los que la música les ayuda a concentrarse, pero son una minoría.
- Dejarles un tiempo de descanso. Por favor, esto es importantísimo. Este tiempo debe durar entre 20 y 40 minutos y no más. En este tiempo, pueden ver un rato de su serie favorita, merendar o que coincida con otra actividad extraescolar, pero todos los niños necesitan este tiempo de descanso.
- Cuando vuelvan a sentarse a estudiar, es importante tener la mesa y lo que hay en ella bien ordenado y, al final de los deberes, es cuando deben repasar.
- En los primeros años escolares, sí debemos supervisar que todas las tareas están realizadas, que han comprobado que han hecho todo lo que han escrito en la agenda y que las tareas van ordenadas y limpias. Es importante irles creando un buen hábito de estudio que les dará confianza en sí mismos y, poco a poco, no necesitaran tanto de nuestra presencia.
Lo que más nos cuesta a los padres es comprender que son sus deberes, por lo que nos implicamos de tal forma que acabamos todas las tardes agotados como si hubiéramos corrido una maratón. Es necesario e importante que ellos tengan pequeñas experiencias de fracaso. Sé que esto que digo puede parecer duro, pero pensemos que cuando tengan 15 o 16 años no podremos ayudarles en todas las asignaturas y ellos no habrán aprendido nunca a gestionar su tiempo, sus estudios, sus exámenes…Empecemos ahora que todavía estamos a tiempo.
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