Como padres, debemos tener en cuenta, entre otros aspectos:
- El esfuerzo que han realizado nuestros hijos y valorarlo.
- La evolución que han tenido en los estudios o si se han quedado estancados.
- La posibilidad de que hayan sufrido un bache en sus estudios.
Cuando recibamos el informe, deberíamos:
- Leer toda la información y la comparación con la evaluación anterior.
- Hablar con nuestro hijo para que nos cuente cómo se siente con los resultados obtenidos.
- Si las respuestas que nos dan no nos parecen realistas, deberíamos hablar con ellos para analizar todos los datos.
- Si los resultados no son los que esperábamos, después de hablar con nuestro hijo deberíamos hacerlo también con el tutor.
- Recordad siempre que los éxitos y los fracasos son suyos, no nuestros. Son el resultado de su esfuerzo, de sus capacidades y de situaciones externas que pueden afectarles, pero es su vida la que se está formando con las decisiones que nosotros tomamos y que ellos toman.
- Recordad que educamos personas que esperamos serán adultos responsables y felices. Pero para que eso ocurra, debemos enseñarles, desde que son pequeños, a que valoren el esfuerzo, el estudio, la constancia, y a que asuman sus propias responsabilidades y decisiones.
- No debemos comparar a nuestro hijo con nadie: ni con sus hermanos, ni con sus primos, ni con sus amigos, ni con nosotros mismos cuando teníamos su edad, ni siquiera aunque pensemos que con eso le podemos animar. Las comparaciones hacen daño. La única comparación válida debe ser con respecto a ellos mismos.
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