Creo que es verdad que esta generación que estamos educando, la estamos haciendo especialmente inquieta y con poca concentración. Varios son los motivos, en mi opinión:
1.
Los padres, vamos acelerados desde que suena el
despertador hasta que nos acostamos, y eso lo notan los niños. Ellos quieren
ser como nosotros, como ya he dicho otras veces. Somos sus modelos tanto para
lo bueno como para lo malo.
2.
Damos muchas órdenes en un solo minuto. Pensemos
en las primeras o últimas horas del día: «lávate,
quítate el pijama, ponte la ropa, desayuna, ponte el abrigo y la mochila que
llegamos tardeeee…». Pero el resto del día tampoco es muy diferente; por la
tarde, por ejemplo, también vamos con retraso a las extraescolares, las
academias…
3.
Exigimos a nuestros hijos que tengan el mismo
ritmo de vida que nosotros los adultos: que desayunen en cinco minutos, que
coman en veinte… (algo exagerado ya sé, pero no mucho).
4.
En muchas ocasiones, hacen varias actividades al
mismo tiempo: mientras comen ven la tele, mientras van en el coche meriendan, y así puedo poner
otros tantos ejemplos.
5.
No tienen juego libre. Pasan en seguida a tener
todo su horario completo con actividades que los adultos les hemos programado.
6.
No cuidamos la hora de irse a dormir y, con
frecuencia, acaban de ver la televisión, o nos hemos enfadado con ellos, o vamos
con prisa para que se duerman pronto… Con lo que no favorecemos que tengan un
buen descanso, porque se duermen con el estrés que les hemos generado.
·
Indicarle las tareas de una en una, y
realizarlas de la misma manera («si
vemos la tele, vemos la tele; si comemos, comemos…»).
·
No cambiar continuamente de actividades. Según
las edades, pueden permanecer concentrados en ella desde quince minutos a una
hora.
·
Cuanto más pequeños son, más necesitan de
nuestra presencia física. Dediquémosles un ratito.
·
Si les hemos dicho «ahora no, que no tengo tiempo», durante el día
tendremos que buscar ese rato para estar con él y hablar de lo que le interesa.
Si no lo hacemos, nos interrumpirá continuamente y hará llamadas de atención.
·
Cuidemos que se acuesten en un clima relajado.
Evitar antes de dormir las discusiones, la televisión, las tabletas o
smartphones, y todo aquello que les sobreestimule. También es importante que
duerman las horas suficientes.
No olvidéis que están en la época de mayor aprendizaje de su
vida, y que tienen que explorar y experimentar con todo lo que les roda. Eso
implica movimiento y estar al aire libre, porque necesitan espacios amplios
para moverse.
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