La incertidumbre proviene porque nuestros hijos están en continua evolución y eso hace que no haya edad tranquila, además que con el comienzo de curso introducimos cambios en nuestras rutinas y en la de nuestros hijos.
La renovación se produce porque siempre hay retos nuevos para nuestros hijos: que mejoren en los estudios o en el comportamiento, o actividades extraescolares nuevas a las que los apuntamos, entre otros aspectos. A lo que se añade los nuevos retos que los adultos asumimos para este curso que comienza. Renovación no supone sólo nuevos proyectos, también implica dejar a un lado las actitudes que nos hacen daño y que afectan a nuestro entorno.
La propuesta que os hago para este inicio de curso está basada en cuatro actitudes: proponer, confiar, preguntar y colaborar; que seguro son actitudes que queremos que nuestros hijos adquieran.
- Proponer. Todos tenemos ideas de cómo podrían funcionar mejor las cosas. Vamos a compartirlas con las personas que estén afectadas y no solo en nuestro grupo de amigos. De esta forma, convertimos nuestras opiniones en algo positivo y no se interpretarán como criticas, que casi siempre conducen a malos entendidos
- Confiar. Como madre sé lo difícil que es no intentar controlar todas las situaciones que pueden dañar a nuestros hijos, pero debemos confiar en los profesionales que están implicados en su formación, así como en las capacidades intelectuales y emocionales de nuestros hijos para resolver sus propios conflictos
- Preguntar. ¿Cuántas veces les decimos a nuestros hijos «pero si no te has enterado, por qué no has preguntado»? Les animamos y les decimos que no pasa nada por preguntar, que si preguntan se enterarán mejor. Si esto es un buen consejo para ellos, también lo es para nosotros adultos. Nos evitaríamos muchos conflictos, si preguntáramos lo que no hemos comprendido.
- Colaborar. Colaborar es estar atentos a lo que podemos hacer para facilitar el trabajo de todos los que formamos la comunidad educativa: padres, profesores, auxiliares, entrenadores, entre otros. En definitiva, todos sumamos.
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