Llevo varios años observando como el uso de las tabletas electrónicas (tablets) influye en la educación de nuestros hijos. En un principio parecía que las tabletas mejoraban la concentración de los niños, lo cual no es del todo cierto; solo mejoran la atención en la tarea que están realizando en ese dispositivo porque les resulta tremendamente motivador pero, como contrapartida, empeoran la concentración general. También empeoran otra serie de capacidades como son:
- La comprensión lectora, ya que al precisar de un manejo tan intuitivo, no necesitan leer ni siquiera las instrucciones.
- La creatividad, porque les pueden hacer perder el juego simbólico y la capacidad de construir sus propios mundos.
- La comunicación con los demás, porque como las actividades requieren una atención sostenida, los niños no atienden a lo que les rodea y, aunque los juegos en línea permiten jugar con otros, no es lo mismo que los juegos colectivos tradicionales con sus propias normas, habilidades y destrezas. En su mayoría son juegos competitivos y no cooperativos.
- La memoria auditiva, ya que están sobre expuestos a estímulos visuales, por lo que el rendimiento en clase también disminuye. Además, si los utilizan antes de irse a dormir, puede retrasar el descanso y empeorar la calidad del sueño.
Estos son algunos de los problemas que veo en estos dispositivos. Confío que esta entrada nos ayude a reflexionar juntos sobre su uso o su abuso por parte de nuestros hijos. Es cierto que nos sacan de «apuros», por ejemplo en una sala de espera. Precisamente por ser tan altamente motivadores, podemos canjear su uso, como ya señalé en otra entrada, por minutos de lectura o de otra actividad que nos parezca interesante.