sábado, 18 de enero de 2014

Niños hiperactivos o «nerviosos»

Lo primero que voy a hacer es avisaros que mi intención no es preocupar a nadie, sino intentar aclarar algunos conceptos sobre estos niños. Hay que empezar diciendo que este es un trastorno y que, en algunas ocasiones, los niños necesitan ser medicados, lo que no resulta fácil ni para ellos ni para la familia.

Estos niños tardan algo más en conseguir su autonomía personal, el control de esfínteres, las horas suficientes de sueño, control de las emociones y de los impulsos. En la relación con los compañeros, suelen tener más conflictos, rompen más cosas, les cuesta seguir las reglas de los juegos… En la escuela, a veces, presentan más dificultades a la hora de aprender a leer, les cuesta seguir el ritmo del aula porque no paran quietos en la silla, interrumpen el desarrollo normal de la clase…
Para los padres tampoco es una situación sencilla, porque en muchas ocasiones la sensación que tienen es que no saben educar bien a sus hijos, y ven afectada su vida social y familiar, y actos como salir a comer fuera o celebrar cumpleaños pueden ser fuente de conflicto. Muchos de nosotros, por ser bien intencionados, opinamos sobre lo que deberían hacer diciéndoles que deberían ser más estrictos en su educación, por lo que los padres viven con culpabilidad la situación vital de sus hijos. También, en ocasiones, se ven superados por la «intensidad» de sus hijos: tienen que acudir a reuniones en el colegio para hablar de las dificultades que presentan, llamar a otras familias porque se les olvidó la agenda o las tareas escolares…
La realidad de este trastorno es tan variada como lo somos cada uno de nosotros. No hay receta mágica que, al aplicarla, resuelva todos los problemas. Los niños hiperactivos viven variedad de circunstancias hasta que son diagnosticados, ya que el diagnóstico puede ser con o sin déficit de atención, con o sin impulsividad y, como en la mayoría de todos los diagnósticos, el nivel de gravedad no es igual en todos.
Por suerte, en el campo de la educación los profesionales están cada vez más formados y conocen las características particulares de estos alumnos. Si tenemos dudas preguntemos a los profesionales: médicos, psicólogos y tutores, unos nos ayudaran con el diagnóstico y otros podrán orientarnos y darnos pautas para ayudar en la educación, mejorar su rendimiento académico, su autoestima y todos los aspectos de su vida que se pueden ver afectados.
El diagnóstico de hiperactividad no significa algo peyorativo hacia el niño. Más bien ayuda a todos a saber cómo educar e integrar a estos alumnos. El diagnóstico incluye pruebas psicológicas y neurológicas que permiten determinar, con más precisión, datos que sólo la observación no nos aportaría, porque como, ya dije en la entrada Niños movidos, hay niños que son más nerviosos o movidos que otros, pero no por ello son hiperactivos.

El tratamiento de este trastorno es también multidisciplinar. Puede incluir medicar a nuestros hijos y, también, pautas de actuación que les ayudan. Con respecto a si deben o no ser medicados, hay muchas opiniones erróneas que, en vez de ayudar, nos despistan más.
En este aspecto, como en otros muchos, conocer lo que nos ocurre siempre será mejor que ignorar la realidad.

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