El otro día vi con mi familia en el cine la película Cars 3, y la primera palabra que
me vino a la mente fue «cambio», lo que me dio pie para escribir esta entrada en el blog.
Los adultos sabemos que el cambio forma parte de la vida,
que provoca estrés, pero que nos ayuda a madurar. Nuestros hijos afrontan cambios continuos a lo largo de su desarrollo hasta llegar a la edad adulta. Algunos ejemplos de estos cambios son, por ejemplo, los cambios de etapa educativa (afrontarán 5 o 6 durante toda su escolaridad), la ruptura de la convivencia de sus padres, la muerte de familiares, la enfermedad, el cambio de amistades, el primer amor, y estos solo son algunos de los cambios a los que pueden enfrentarse,
unos son cambios externos y otros son internos. Si como adultos no hemos sido conscientes de
nuestros propios procesos de cambio, no será fácil acompañar a nuestros
hijos en este camino.
Las limitaciones personales (crisis interna) Lo primero que necesitamos hacer para cambiar es darnos cuenta de que ese cambio es necesario en nuestra vida. En la película, Rayo se da cuenta de que ya no es el más rápido y se cuestiona qué debe hacer para conseguirlo, ya que correr y ganar carreras es el sueño de su vida, aunque al principio no
quiere ver que la causa de sus derrotas es que él ya no es él mismo que cuando comenzó su carrera automovilística, que ha envejecido.
El cambio generacional (crisis externa) Es una suerte que, en nuestra
sociedad, las generaciones venideras están mejor preparadas que nosotros, aunque este hecho pueda hacer aflorar en nosotros el sentimiento de sentirnos excluidos. La forma en la que la película aborda esta idea es, en mi opinión, muy interesante, puesto que plantea lo que debería ocurrir en
nuestra sociedad: la experiencia es importante y complementa a las capacidades que tienen las nuevas
generaciones, por lo que nadie debería quedar excluido.
La toma de decisiones Una de las mayores dificultades que tenemos las personas para afrontar el cambio en nuestras vidas, es
el reconocimiento de que necesitamos ayuda, es lo que se conoce como la fase de negación del problema. En la película, Rayo no quiere asumir que ya es mayor. Necesitaremos la ayuda de familiares y amigos, pero
también de profesionales de la salud como médicos y psicólogos que nos ayudarán a
enfocar el problema y a tomar decisiones.
El protagonista pone en práctica
lo que en ese momento cree que es lo
mejor para él, para llegar a su objetivo. En su camino, va a reflexionar en
lo que hace de él un «coche diferente». Nosotros no necesitamos ser personas diferente a las que somos. El
cambio muchas veces se ve frustrado por muchos motivos, pero el mayor error y el
más común es tratar de ser alguien distinto de quienes somos. En la película, Rayo se viste con un traje
electrónico del que, poco a poco, se va desprendiendo
El miedo a conseguir nuestros objetivos (el miedo al éxito) puede ser
uno de los grandes impedimentos para afrontar el cambio.
En un determinado momento de la película, Rayo descubre y acepta
el nuevo rol que quiere desempeñar en su vida, sin renunciar a sus sueños y sin dejar de
ser quién es. Para llegar a este convencimiento, ha tenido que superar varias etapas: desde la insatisfacción personal hasta llegar a la aceptación y satisfacción de esta nueva etapa de su vida.