viernes, 26 de diciembre de 2014

Estrés navideño

Las vacaciones de Navidad son sin duda el momento más estresante para los niños, pero también lo es para los padres.

Muchos son los motivos que producen esta situación:
  • Estrés ambiental: Luces, villancicos, cambio de decoración en la casa y en las calles.
  • Cambio de rutinas: Cambiamos en muchas ocasiones nuestra residencia habitual, los horarios de comida, llevamos a cabo un sin fin de nuevas actividades.
  • Estrés emocional: Es causado por la ilusión de los regalos y de la noche de Reyes o de Nochebuena. También porque vemos a familiares y amigos que quizá llevamos casi un año sin ver. Otra causa es el final del primer trimestre escolar, con las fiestas y momentos especiales que este conlleva.
  • Estrés familiar: Puesto que queremos agradar a todos y, en especial, a los más pequeños. Las consecuencias del estrés ya las conocemos todos ya que empeoran el clima familiar y, al final, puede ocurrir lo contrario a lo que deseamos: discusiones, mal estar, chillidos, entre otras situaciones desagradables
Os dejo algunos consejos que pueden ayudarnos para «sobrevivir» al estrés de estas fechas:
  • No pasar mucho tiempo en los centros comerciales, ya que el estrés ambiental es muy alto para los niños y para nosotros. Podemos buscar los horarios donde haya menos aglomeración y llevar bien planificadas las compras para no deambular de un lado a otro.
  • Mantener las rutinas principales, como el horario de comidas, de baño o de irse a la cama.
  • Siempre que el tiempo lo permita, salir a pasear y hacer actividades al aire libre.
  • Diversificar las actividades. Podemos invitarles a jugar con juguetes, hacer deporte, colorear, leer, ver películas, entre otras actividades.
  • En los días más señalados, anticiparles con quién van a estar y explicarles porque son comidas o momentos más especiales.
  • Recordad que los momentos más bonitos para ellos son los que pasan con nosotros, si estamos pensando en todo lo que nos queda por hacer, ni ellos ni nosotros disfrutaremos.
  • Es un buen tiempo para que nos ayuden a llevar a cabo pequeñas tareas del hogar, como poner la mesa, recogerla, adornar la casa, cocinar pequeñas comidas, limpiar el polvo y otras que se os ocurran.
Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo
Quizá os apetezca releer una entrada antigua sobre este mismo tema. 



jueves, 11 de diciembre de 2014

La otra carta

Si tus hijos te escribieran una carta, ¿qué te podrían en ella? Aunque sea publicidad de Ikea, que nos sirva para reflexionar.



sábado, 6 de diciembre de 2014

miércoles, 3 de diciembre de 2014

viernes, 28 de noviembre de 2014

Juanjo, una historia de excelencia

Una enfermedad rara no para a alguien con ganas de vivir y trabajar - El Faro Digital - Ceuta y Melilla.


«Juan José Prieto, tiene el Síndrome de Apert, pero eso no le ha impedido opositar y llegar a ser conserje.

Juan José Prieto Molero es un joven que no tiene pelos en la lengua. Ayer habló con toda franqueza a los estudiantes universitarios que estuvieron en la charla que ofreció en las jornadas de ‘Cuenta con nosotros’. Padece una enfermedad rara de nacimiento, se llama el Síndrome de Apert, pero eso no le ha limitado. Aseguró que ha tenido que superar mil y un obstáculos. A los jóvenes les comentó cuándo manda a freír espárragos a alguien porque le pone más trabas de la cuenta por su enfermedad. Pero Prieto mostró a los chicos que no hay nada más fuerte que las ganas de vivir y de querer hacer algo para conseguirlo.  Hace unos meses opositó para una plaza de conserje del Ministerio de Defensa y ahora ese puesto de trabajo es suyo. Es un ejemplo de superación. 

Al acabar la conferencia todo el mundo quería hacerse fotos con él. Su bondad y capacidad de entrega han permitido llevarle a conseguir sus metas y eso fue muy valorado por el público de las jornadas que tuvo ocasión de conocerle. 

El Síndrome de Apert es una enfermedad genética que causa malformaciones en el cráneo, manos y pies. En algunos casos, afecta al habla o la audición de la persona y también puede ocasionar retraso mental. Juan José Prieto dejó de lado todas estas manifestaciones de la enfermedad para centrarse en sus propias capacidades y llegar hasta su meta.

Las jornadas

Su intervención fue la última de las IV Jornadas sobre enfermedades raras y no tan raras desarrolladas desde el jueves en el Campus. El objetivo de ‘Cuenta con nosotros’ era formar a los universitarios sobre estas patologías y lo ha conseguido. El presidente de la entidad, Guillermo Vallejo, aseguró que han asistido unas 50 personas a las charlas. 

En esta nueva edición se han incluido enfermedades que se mueven entre las raras y las habituales, como  la fibromialgia. La Asociación de Enfermos Reumáticos solicitó a ‘Cuenta con nosotros’ ayuda para poder organizar un ciclo de conferencias sobre estos temas. Pero para aunar esfuerzos, las dos asociaciones optaron por sumar charlas sobre patologías reumáticas en las de enfermedades raras. 

Vallejo también señaló que habrá que replantearse las jornadas enfocadas para los sanitarios. El jueves por la mañana se contó con el director del Instituto de Enfermedades Raras para hablar sobre el ‘biobanco’, pero asistieron muy pocos médicos a esta conferencia. ‘Cuenta con nosotros’ analizará para el 2015 si suspende estas charlas o bien cambia el horario.

Por último, la entidad clausuró dos días de conferencias con una cena benéfica. Todo el dinero recaudado se donará a la Asociación de Corea de Huntington de Málaga, ya que su presidente estuvo en las jornadas apoyando la causa de ‘Cuenta con nosotros’. Además, la entidad entregó ayer sus premios a los redactores de Televisión Melilla, a la Facultad de Educación y a los ciclos de técnico de Conducción de Actividades en el Medio natural (TECO) y  de técnico superior en Actividades Físicas y Animación Deportiva (TAFAD).»

domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Excelencia?, sí gracias

Los que tenéis alumnos matriculados en el colegio sabréis que recientemente lo han reconocido como Centro Impulsor de la Excelencia. Ahora bien, en la vida cotidiana qué entendemos por excelencia.

La excelencia no es solo un buen expediente académico o deportivo, e implica una forma de enfrentarse a los retos de la vida, por lo que todos deberíamos buscar la excelencia en lo que hacemos y en lo que somos.

Todos reconocemos a los excelentes en el deporte. Nos resultan más evidentes porque la sociedad en su conjunto los ha aceptado. Nombres como Rafa Nadal, Fernando Alonso, y combinados como la selección española de fútbol y de baloncesto son reconocidos por todos puesto que han estado en lo más alto de la élite deportiva y han llegado a ser número uno en su disciplina. Los aficionados al tenis, al automovilismo, al fútbol o al baloncesto sin duda conoceréis muchos datos de sus biografías y cómo han llegado a ser lo que son ahora. Pero en el caso de nombres como Luis Rojas Marcos, Margarita Salas o los miembros de la Organización Nacional de Transplantes seguro que somos muchos menos los que conocemos algún dato de su biografía, suponiendo que sepamos quiénes son.

Parece obvio que la excelencia intelectual no está tan valorada y ni reconocida social y económicamente como lo está la excelencia deportiva. Pero lo que resulta evidente es que ellos y sus familias, cuando fueron niños, invirtieron mucho tiempo y esfuerzo en alcanzar aquello que perseguían, y que de sus éxitos todos nos hemos beneficiado, llegando a ser una sociedad mejor.

¿Son solo estos grandes hombres y mujeres los que hacen a nuestra sociedad avanzar? La respuesta es claramente «no». Nuestra sociedad avanza cada día por cada uno de nosotros y nuestro esfuerzo para mejorar. Este es un valor muy importante que debemos enseñar a nuestros hijos. Recordad que al principio de esta entrada decía que la excelencia no es cuestión de un buen expediente, sino más bien el intento de superación diaria que hará a nuestros hijos:

  • Más resistentes a los fracasos, porque valoraran lo que han intentando conseguir con independencia de que finalmente haya cosechado un «mal resultado».
  • Personas más humildes ya que valoraran que todos nos esforzamos por alcanzar nuestras propias metas.
  • Personas cooperativas, porque todos los que han destacado en cualquier disciplina reconocen la importancia del trabajo en  equipo.

Es importante, por tanto, que valoremos la excelencia y que la dotemos de medios para que nuestros hijos puedan alcanzar la máxima capacidad de su desarrollo en las facetas académica, deportiva, social y artística entre otras.

viernes, 31 de octubre de 2014

Amor del bueno

El curso pasado escribí una entrada
hablando de la importancia de las festividades de Todos los Santos, los Fieles Difuntos o Halloween y hoy, de nuevo, me parece oportuno volver a reflexionar sobre ellas con vosotros.

Esta semana en el colegio, he hablado con una persona que me comentó que para ella esta era la festividad más triste. Esta persona tenía mucha razón, porque la ausencia de las personas a las que hemos querido es difícil de sobrellevar, ya que nuestro amor por ellas sigue presente, este no ha muerto con la muerte física. Nos sorprendemos a nosotros mismos diciendo: «voy a llamar a (...) para contarle...» y al instante nos damos cuenta que esto no es posible porque esa persona ya no está con nosotros.
El proceso del duelo está muy estudiado en psicología, pero es tan personal y particular como lo somos cada uno de nosotros. Aunque es cierto que este periodo suele durar un tiempo mínimo de un año, y es que hay que pasar varias veces por la primera vez «sin» y acostúmbranos a esta nueva realidad.
Vivimos socialmente unos tiempos en los que la muerte parece que no esté presente en ningún momento. La hemos sustituido por brujas, zombis y otros monstruos, lo que dificulta enormemente que podamos expresar sentimientos como la tristeza, la añoranza, la soledad y otros, porque tenemos la impresión que esto no le interesa a nadie, o que nadie va a escuchar una historia triste. Hemos desterrado las lágrimas de nuestro proceso vital, de nuestra evolución psicológica normal, pero la realidad es que la ausencia física de esa persona, de ese amor, duele.
Igual que es muy personal la forma en la que vivimos el duelo, también lo es la forma en la que cada uno de nosotros acompañamos estos procesos. Un consejo tanto en el caso de amigos como en el de familiares es que no tengamos miedo para expresar lo que sentimos. Esto lo hará más fácil para todos.
Concluyo con una anécdota: En una clase reflexionaba con los alumnos sobre la festividad de Todos los Santos. Una alumna, con mucha intuición, lo resumió muy bien exclamando: «¡Para mí, mi madre es una santa!». Esta idea es tan honda como lo es que todos amamos, porque todos antes hemos sido amados. Descubrimos al nacer que hay personas que nos quieren y nos cuidan, ese amor y esos cuidados son los que permiten que nos convirtamos en los adultos que ahora somos. Para la mayoría de nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos y otros familiares son unos santos, porque nos han dado «amor del bueno». Y este «amor del bueno» que nos permite a nosotros ser las personas que ahora somos, es el que va a permitir a nuestros hijos convertirse en adultos queridos por otros.

Que tengáis un buen día de Todos los Santos, que lo viváis rodeados de las personas que os quieren y que podáis recordar con ternura la gran riqueza que nos han dejado todas las personas que han sido importantes en nuestras vidas. En algún momento, nosotros formaremos parte del recuerdo de otros.

viernes, 10 de octubre de 2014

Malala Yousafzai, premio Nóbel de la Paz 2014


Tolerancia a la frustración

Todos hemos vivido la experiencia de no poder con nuestro cuerpo, de que la rutina pueda con nosotros, de que vivimos una lucha diaria y nos acostamos agotados, puesto que la vida se ha vuelto cuesta arriba. En términos psicológicos que todos entendemos, nos sentimos frustrados y parece que nuestra vida pierde sentido.

Hasta aquí, podría ser un párrafo cuya opinión compartieran algunos de mis alumnos adolescentes de Secundaria. Pero hay un pero muy grande: que nosotros tenemos hijos a nuestro cargo, que necesitan comer, dormir o hacer deberes, mientras nosotros estamos como en standby. Esta realidad no mejora para nada nuestra frustración, más bien al contrario, parece que suma unos puntos más.

Por si esto fuera poco, vivimos una cultura en la que parece que siempre tenemos que estar pensando en positivo, y que la felicidad está a la vuelta de la esquina. Nos dicen que solo tenemos que cambiar nuestros esquemas mentales, pero pocas veces nos recuerdan que la falta de sueño, los cambios biológicos, en especial en las mujeres, las enfermedades, la falta de luz solar y otros factores también juegan un papel importante en este estado de ánimo.

Y aparece esta combinación de palabras que parece mágica: «tolerancia a la frustración», que no niega la realidad, puesto que en nuestra vida hay frustración y tenemos que aprender a vivir con ella. Como ya he recordado muchas veces, los primeros maestros de nuestros hijos somos nosotros los padres: si nosotros toleramos la frustración, ellos aprenderán a hacerlo. Os recuerdo algunas de las ideas que todos conocemos pero que no está de más que, de vez en cuando, nos las tomemos en serio.
  • No sobre-exigirse: Nadie hace todo al cien por cien bien, a veces ni siquiera una sola cosa.
  • Dedicar el tiempo a lo importante: Cuando «no podemos con nuestro cuerpo» es el  momento de elegir lo importante.  Perdonad el ejemplo, pero todos lo vamos a entender: Si durante unos días la casa está más sucia o más desordenada no va a pasar nada, pero sí puede pasar algo serio a nuestra salud física y mental si llevamos nuestro cuerpo y nuestra mente al límite de sus fuerzas.
  • Muchas veces nos han dicho que es bueno decir «no», hagámoslo más a menudo.
  • Desconexión tecnológica, ¡ya! Estamos saturados de mensajes de WhatsApp y de redes sociales. ¿Nos hemos parado a pensar cuánto tiempo dedicamos a estas actividades y, sobre todo, si este tiempo realmente nos reporta un bienestar emocional?
  • Relacionado con el punto anterior: Si nos rodeamos de críticas y malos modos que no solucionan ningún problema, acabaremos viendo y viviendo toda nuestra realidad desde la crítica destructiva.
Por suerte, en la vida hay momentos de bienestar y otros de frustración, y muchas veces suelen entremezclarse en nuestra existencia diaria. Pero si no es así, en los buenos momentos deberíamos ser humildes porque llegaran los malos, y en los malos recordar los buenos porque sin duda volverán.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Iniciar o reiniciar

Llevamos casi dos semanas del  un nuevo curso. Todo lo que supone comenzar algo tiene un componente de renovación y de ilusión, pero también de miedo y ansiedad.

Muchos alumnos y muchas familias vais a reiniciar este curso escolar. Hay pocos elementos nuevos en el comienzo de curso, quizá solo los libros. Están con los mismos compañeros, profesores y, a priori, no parece que nada sea diferente. Pero están en un momento muy importante de crecimiento y de cambio, tienen pequeñas o grandes crisis de amistad, mientras que consolidan otras. Es reiniciar porque continuamos un camino que ya está marcado y porque conocen lo que les espera en el colegio.

Pero para otros será realmente iniciar un proceso de aprendizaje nuevo, con nuevos amigos, en un nuevo edificio, con nuevas normas, nuevos profesores y nuevos horarios. Los psicólogos sabemos que la suma de todos estos cambios genera ansiedad en los alumnos hasta que puedan recuperar de nuevo su rutina. Casi todo les resulta desconocido y eso altera su comportamiento. Como hablamos de personas diferentes, cada uno expresará este periodo de manera diferente: con alteraciones del sueño, con un comportamiento más rebelde o más tímido, chillando más y de otras formas, puesto que los padres ya sabemos la gran variedad de conductas de las que son capaces nuestros hijos cuándo no están descansados o relajados. Como en otros momentos de su corta vida, van a necesitar un periodo de adaptación.

  • Normalmente este periodo de adaptación será corto. Cuantos más años van cumpliendo, más habilidades sociales y cognitivas tienen para enfrentarse a estas situaciones.
  • Este periodo no tiene porque ser negativo, ya que van a adquirir aprendizajes que necesitan: tolerancia a la frustración, creación de nuevos lazos afectivos, confianza en sí mismo y en los demás y otros.
  • Establecer pronto su rutina, en especial las horas de las comidas y la hora de irse a dormir. Las rutinas ordenan sus horarios y su mundo interior, ya que les proporciona seguridad, porque saben qué es lo que va a suceder.
  • Pero mientras dura este periodo de adaptación los adultos responsables de su educación y los padres tendremos que tener altas dosis de paciencia, afectividad y escucha, ya que para ellos todo es importante.
  • Dejar que expresen sus emociones pero no amplificarlas. Los padres no debemos utilizar un lenguaje negativo, derrotista o que pueda dañar su autoestima.
  • Pero no podemos olvidar que tienen que cumplir sus obligaciones. Podemos y debemos seguir exigiéndoles.
  • Confiar en que nuestros hijos tienen muchos recursos para enfrentarse a las situaciones novedosas y desconocidas.
  • Confiar en los profesores y tutores. Ellos harán lo mejor no solo para nuestro hijos, sino también para todo el grupo.

Crecer es siempre un ejercicio continúo de confianza. También tenemos que confiar que, nosotros como padres,
sabemos dar lo mejor a nuestros hijos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Los desconocidos

Hola a todos. Deseo que hayáis pasado unas buenas vacaciones, que os hayan servido para desconectar, disfrutar de vuestra familia y amigos.

Normalmente es el tiempo de hablar de cómo adaptarnos de nuevo a la rutina, pero hay algo que me parece más urgente y por eso le dedicaré esta primera entrada del nuevo curso: el tema de «los desconocidos».

En la tradición literaria infantil, hay muchos relatos que nos avisan del peligro de hablar con desconocidos Caperucita Roja, Hansel y Gretel… Pero no ocurre sólo en las narraciones antiguas; en la última película de Disney Frozen, el desconocido Hans tiene también un papel maléfico muy importante.

La personalidad de las dos protagonistas está marcada, en gran parte, por la educación que reciben de sus padres, condicionada por el miedo a que vuelve a suceder algo trágico en sus vidas. Esta manera de educar provoca un aislamiento entre las dos hermanas, una visión no realista de lo que les rodea, un desconocimiento de lo que las personas son y de ellas mismas.

Y, cuando tienen que tomar decisiones, se equivocan gravemente provocando dolor en los demás y poniendo en riesgo su vida. Como es una película para niños, todo al final se resuelve porque existe un vinculo de amor que las salva.

Educar desde el miedo tiene consecuencias que no deseamos. Tenemos que intentar educar en la responsabilidad y es posible en todas las edades que:

  • Aprendan a decir «no».
  • Confíen en nosotros y en las personas encargadas de su educación.
  • Aprendan a obedecer. Las normas están para cumplirlas, ya tendrán edad para cuestionarnos a nosotros y a nuestras normas.
  • Aprendan a reconocer sus errores.
  • Que aprendan a pedir ayuda.

Los sucesos de Madrid son trágicos y nos hacen preocuparnos  por nuestros hijos. Pero las estadísticas que todos los años se publican nos recuerdan que los abusos a menores ocurren mayoritariamente en el núcleo de confianza del niño: familiares y amigos. Mientras tanto, hay que recordar que el sentido común y la responsabilidad son las mejores herramientas que tenemos para intentar evitar sucesos como los que estamos escuchando en los informativos.

Esta pequeña reflexión da para un verdadero cine-forum entre padres y madres. En las siguientes entradas iré desarrollando algunos de estas ideas.

Buen comienzo de curso

y un saludo

jueves, 24 de julio de 2014

Desconexión

Estos días todos los padres hemos aprendido algo nuevo de nuestros hijos: su capacidad fabulosa de desconectar del colegio, de lo que han sido sus tareas durante diez meses. Por qué no lo conseguimos los adultos. Nos pasamos los primeros días de vacaciones con algún trastorno «psicosomático»: incapacidad de hacer cosas, exceso de sueño, dolores de cabeza o de estomago, etc. y a nivel psicológico: exceso de planes que, a veces, no cumplimos y nos sentimos mal por no hacerlo, nos pasamos horas hablando del trabajo, parecemos deprimidos sin motivo...

Para estos primeros días tenemos que ir poco a poco. No podemos, como las máquinas, desenchufarnos sin más, como siempre os doy algunas ideas por si acaso os pueden ayudar:

  • El cuerpo es sabio y suele pedir lo que necesita: descansemos sin más.
  • El aire libre ayuda a desestresarnos: dar algún paseo, montar en bici, nadar…
  • Recuperar algún hobby, lectura, pintura, deporte… pero sin marcarnos metas. No es bueno pensar que vamos a leer un libro al día o cosas así, volveríamos a ponernos metas que nos estresan, objetivos inalcanzables...
  • Es fundamental, para mí, estar con las personas a las que queremos.
  • Y de nuevo  os propongo que revisemos como queremos que sea el curso que viene. San Ignacio de Loyola decía que en tiempo de desolación no hacer mudanza. Pues ahora, en el tiempo vacacional, es el momento de retomar las riendas de nuestra vida, de ser nosotros los que dictamos cómo queremos que sea. A veces tenemos la sensación de no ser nosotros los protagonistas de nuestra propia historia, y esto nos ocurre porque no nos detenemos y contemplamos lo que realmente queremos para nosotros y para nuestros hijos.

Disfrutemos de este tiempo de desconexión: buenas vacaciones a todos.

lunes, 23 de junio de 2014

Final de curso

Disculpad la tardanza en escribir. Los que seguís mi blog y tenéis hijos en edad de ir al colegio sabéis que el fin de curso es muy intenso. Y es que todos los finales de curso siempre traen sorpresas y la mayoría de ellas son gratas, pero no siempre es así. A veces no sabemos hacer balance y nos quedamos sólo con los momentos finales o con los sentimientos que hemos tenido (sin analizar los hechos), y esto no es sano. Tenemos que esperar a que pase un cierto tiempo para ver con objetividad y para poder tomar las decisiones adecuadas. Sólo en calma tomaremos las decisiones más adecuadas para que, si algo no ha salido bien durante este curso escolar, podamos cambiarlo.

Os doy algunos indicadores que seguro ya habéis tenido en cuenta para realizar este análisis:
  • El nivel de estrés nuestro y de nuestros hijos (disputas, enfados, chillidos…).
  • Si nuestros hijos han conseguido los objetivos académicos y personales que nos habíamos marcado.
  • Otros factores, como el tiempo para nosotros como familia, el tiempo para estar con los amigos, para dedicarlo a nosotros mismos...
Llega el verano y con él las vacaciones para nuestros hijos y para nosotros. Organizar el tiempo de nuestros hijos puede ser importante para fomentar todas sus capacidades intelectuales, explorar nuevas aficiones o que puedan dedicarse a lo que más le gusta.
  • La lectura. Es importante que lean. Hay muchos recursos: libros digitales, computar los minutos de lectura  y luego cambiarlos por otra actividad que a ellos les guste...
  •  La actividad física. Ya sabéis que en esto insisto mucho, y el verano es ideal para ella, y para poder ir a la piscina, a la playa, montar en bicicleta... 
  • La curiosidad. Llevar a cabo pequeñas excursiones a la montaña, a ciudades cercanas… Hay muchos museos que organizan actividades para los más pequeños.
  • La responsabilidad en la casa. El verano puede ser el momento ideal para que adquieran nuevos hábitos.
  • La creatividad. A través del juego simbólico, el dibujo libre, la música, el baile...,
Así que a disfrutar del verano que es un momento excelente para vivirlo en familia.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Redes sociales ¿habilidades sociales?

Puedo parecer una ignorante, pero me ha sorprendido saber que muchos alumnos del último ciclo de Primaria usan o tienen móviles de última generación. Surge mi sorpresa porque a veces me pregunto:  ¿Tienen realmente necesidad  de utilizar programas de mensajería como WhatsApp? o al permitirlo ¿se la hemos ido creando?  Recordemos que estamos hablando de niños que todavía no son adolescentes.

Parémonos un minuto a reflexionar: ¿Cuántas confusiones hemos tenido nosotros al usar esta aplicación? ¿Cuántas veces hemos tenido que pedir perdón porque algo se ha malinterpretado a través de ella? ¿Cuántas veces un enfado que hemos tenido con una persona querida se ha solucionado, simplemente, porque después de no hablar durante un tiempo hemos podido reflexionar y de esta manera olvidar algo que no tenía mucha importancia? ¿Se están reduciendo nuestras emociones a emoticonos?

Pensemos ahora qué respuesta nos darían nuestros hijos de cuarto, quinto o sexto de Primaria a estas mismas preguntas. Hay una diferencia fundamental que no podemos obviar: nosotros hemos crecido diciendo lo que sentíamos a la cara de las personas; nuestro enfado y nuestra alegría; hemos recibido abrazos, besos… y todos ellos han sido reales. Hemos visto también como otros respondían a nuestras acciones con otro enfado, con otra sonrisa….

En todas las relaciones personales necesitamos tiempo para madurar lo que vivimos con ellas y, para ello, se necesita un tiempo de silencio que permita un espacio para la interiorización de lo que nos ocurre. Esto es lo que no estamos permitiendo que nuestros hijos tengan. Estamos consintiendo que ellos vivan sus emociones sin reflexionar («al instante»), en un pseudo anonimato, donde magnifican lo que se dice lo que les dicen, siendo sus emociones un absoluto cuando se relacionan con los demás.

No estamos educando en la empatía. Para ello se necesita que se pongan en el lugar del otro, pero en un lugar real y no virtual, lleno de caritas amarillas y otros símbolos. Actuando de esta forma vamos a tener adolescentes y adultos inmaduros emocionalmente. De verdad es esto lo que queremos para nuestros hijos.

Os agradezco a algunas madres vuestra confianza y sinceridad, ya que me habéis comentado lo difícil que os resulta continuamente decir «no» a vuestros hijos, porque al final son ellos los que resultan «raros» a los ojos de sus amigos por no tener un móvil con WhatsApp. Habéis elaborado respuestas imaginativas y os felicito por ello. «A tiempos y problemas nuevos, soluciones nuevas».

Es difícil encontrar el equilibrio pero debemos pararnos y reflexionar.  Educamos en este momento presente, pero no debemos perder de vista el futuro y el tipo de personas que nos gustaría que fueran nuestros hijos. La educación se hace día a día con cada una de las decisiones que tomamos con respecto a ellos.



miércoles, 14 de mayo de 2014

Educar en la victoria, educar en la derrota

Los que seguís este blog y sois padres del colegio Apóstol Santiago de Aranjuez sabéis que se han celebrado las olimpiadas escolares y, todos los años, observo actitudes que me hacen reflexionar como madre: veo como a mi hija le afecta todo lo que vive, aprende y escucha de las personas que la rodean. En estos días, sin darnos cuenta, todos nos convertimos en educadores, pero la responsabilidad principal sigue siendo nuestra, la de los padres.

No es sencillo educar en la victoria porque hay que enseñarles que:

  • No todo vale para ganar. La defensa del juego limpio es hoy en día más necesaria que nunca.
  • Es necesaria la humildad y reconocer que los demás también se han esforzado para ganar y que seguramente también se lo merecían.
  • Algún día llegará la derrota y tiene que estar preparados para asimilarla.
  • Sin esfuerzo y sin constancia la victoria y el éxito son efímeros.
  • Admitan los comentarios negativos que se les va a hacer por parte de sus compañeros, pero también por parte de algunos adultos, y esto lo digo con profunda tristeza. El que gana también necesita el reconocimiento y el alago sincero.

Por supuesto todos sabemos que educar en la derrota, que es lo que viven la mayoría de nuestros hijos, tampoco es sencillo. Hay que enseñarles que:

  • Lo que cuenta en la vida es la superación personal.
  • El que gana también se lo merece.
  • Siempre hay otra oportunidad, aunque sea dentro de un año.
  • Jugar en equipo es lo importante.
  • Una persona es la suma de todas sus capacidades y no sólo de unas cuantas.
  • El respeto a las personas es muy importante, aunque se hayan equivocado en alguna decisión arbitral, porque todos nos equivocamos. El error forma parte de la vida. 

Es verdad que, como en la vida misma, lo importante es participar, y también lo es que nuestros hijos vean y oigan esta idea. Lo que viven estos días es valioso, no sólo por el reconocimiento, la victoria, las medallas, etc.  sino porque al final lo que van a recordar son las actitudes y los valores que nosotros seamos capaces de transmitirles en estos días tras las olimpiadas.

Sus emociones son importantes pero no hay que amplificarlas. Debemos educar los sentimientos negativos: No podemos nosotros estar más tristes o enfadados que nuestros hijos, pero tampoco más eufóricos que ellos. Son sus logros o sus derrotas. Es su vida la que encauzamos, pero nosotros vivimos nuestra vida y ellos están aprendiendo a vivir la suya. Seamos para ellos buenos ejemplos.


miércoles, 30 de abril de 2014

Un, dos, tres, ¡acción!

En estos días de puente hay un plan que casi siempre funciona bien: ver películas. Hoy voy a hacer una pequeña reflexión sobre las últimas películas que he visto y que son aptas para todos los públicos. Lo importante es que realmente se vean en familia, aunque no es necesario hacer un cine-forum después de la película, pero sí dejar la posibilidad para comentar algunas escenas:

Brave, la princesa indomable: En mí opinión varios son los temas importantes de la película
  • La falta de diálogo sincero entre la madre y la hija las lleva a ambas a cometer errores.
  • El deseo de cambiar a la otra persona en lugar de intentar cambiar nosotros mismos.
  • Todas las decisiones que tomamos afectan a las personas que nos rodean.
  • El perdón es útil para restaurar los vínculos afectivos entre las personas.
  • Reconocer que la persona con la que dialogo también tiene «su razón» es importantepara llegar a un entendimiento.
  • La superación de las dificultades nos hace ser personas diferentes a cómo éramos anteriormente.
  • Para las personas creyentes, podéis interpretarla como una versión moderna del relato del Hijo pródigo, salvando las innumerables diferencias entre la madre y el Padre del relato bíblico.
Frozen: la princesa de hielo
  • Los padres podríamos llegar a la conclusión de que tanto una educación muy sobreprotectora, como una en la que crezcan muy aislados, perjudica a nuestros hijos.
  • El sentimiento de culpa nos lleva siempre a tomar caminos equivocados.
  • Las primeras experiencias de apego determinan, en buena manera, nuestro desarrollo afectivo posterior.
Espero que disfrutéis de unos agradables días de descanso y que podáis hacer estas u otras actividades en familia. Un saludo a todos.

miércoles, 16 de abril de 2014

«La vuelta a la tortilla»

Porque somos mujeres o porque compartimos nuestra vida con ellas. Os dejamos este video para esta Semana Santa. Buenas vacaciones y feliz Pascua desde la Psicóloga del cole.


domingo, 6 de abril de 2014

Por qué asistir a las reuniones

Muchas veces, a los padres nos puede dar algo de pereza asistir a las reuniones a las que nos convocan en el colegio. Es verdad que la mayoría de las veces sabemos bien quiénes son nuestros hijos y nos puede parecer una pérdida de tiempo, pero hay varios puntos que creo que nos viene bien a todos reflexionar.

La comunicación con los profesores

  • La comunicación con las personas a las que hemos dejado la responsabilidad de educar a nuestros hijos, debería ser lo más fluida posible.
  • Esta comunicación se está realizando por varios cauces, la agenda, la plataforma... pero estos no deberían nunca sustituir al contacto real con los tutores, porque cuando conocemos a alguien personalmente evitamos muchos malos entendidos.
  • Nuestros hijos aprenden que con el diálogo se previenen, y también se solucionan, la mayoría de los conflictos que las personas tenemos.
  • La información que damos sobre nuestros hijos puede ayudar a que su educación sea mejor, a poder poner entre todos los medios necesarios para ir solucionando sus conflictos escolares y personales. A veces no nos damos cuenta que las personas que trabajan a diario con nuestros hijos no son adivinos y no hacen magia: necesitan de toda nuestra colaboración para conocernos y para que conozcan a nuestros hijos.

La información sobre nuestros hijos

  • La información que recibimos de nuestros hijos también es importante: los tutores nos informan de lo que les sucede y de cómo se comportan durante gran parte de cualquier día. Puede sorprendernos lo que nos cuenten sobre nuestros hijos, pero debemos escucharlo y analizarlo. No debemos olvidar que los tutores son especialistas en la educación integral de nuestros hijos, algunos con muchos años de experiencia; si hiciéramos una multiplicación sencilla, ellos en sólo diez años, han trabajado con trescientos niños de la misma edad. 
  • ¿Y cuando no estamos de acuerdo con lo que nos cuentan sobre nuestros hijos? En nuestra vida siempre se va a dar esta situación: que algo que ha sucedido en torno a nuestros hijos no nos parezca lo más adecuado. Si hemos creado buenos cauces de comunicación con el Centro, será más fácil la solución. Si algo no nos ha gustado, lo mejor es hablarlo con calma; los errores suceden todos los días, los malos entendidos también.
Creo que nos jugamos mucho en estas reuniones: si coincide con lo que sabemos de nuestros hijos, sabemos que, por lo menos, vamos por buen camino para educarles. Si no coincide, habrá que pararse, pensar, analizar y, si es necesario, volver a hablar.

domingo, 30 de marzo de 2014

Educando las emociones

Recordad que en la educación de las emociones nos jugamos muchas cosas que son importantes para las personas: la relación con nuestros hijos, con nuestra pareja, con nosotros mismos... Se trata de una «asignatura» que tenemos que aprobar obligatoriamente durante toda nuestra vida.

Desde que nace, nuestro hijo se siente correspondido afectivamente y sabe que compartimos con él sus emociones, porque se da cuenta de que estamos pendientes de lo que siente. Educar para que nuestros hijos sean competentes emocionalmente es una tarea cotidiana, que no requiere de recursos especiales salvo en algunos casos o en algún momento puntual como celos exagerados, exceso de timidez, no saber decir que no…

Educar las emociones requiere de un esfuerzo continuo porque no estamos hablando de un aprendizaje que se adquiere y se acabó. En esta entrada solamente os voy a recordar pautas que seguramente ya utilizáis:

  • Aprovechar los dibujos o las series de televisión para que ellos se puedan identificar con los personajes y nosotros podamos dialogar sobre ello con nuestros hijos. No deberían estar muchos ratos solos delante de la televisión sin saber que estén viendo, no todo es para todas las edades y en algunos casos podemos hasta sorprendernos porque lo que están viendo es justo lo contrario a lo que nosotros queremos educar.
  • Leer o contar cuentos e historias que les ayuden a comprender y expresar las diferentes emociones de los protagonistas y a hacerlas suyas.
  • Que nos vean enfadarnos, reconciliarnos, reír, acariciarnos, llorar… entre nosotros y con ellos. No hay mejor escuela que esta. 
  • Escuchar mucho con sinceridad y sin juzgarles. Recordad que las conductas pueden ser buenas, malas y casi siempre regulares, pero las emociones no pueden ser juzgadas, no somos peores ni mejores por sentir rabia, enfado, decepción o alegría. 

Ahora sí, os cuento una pequeña idea para esos momentos más críticos que todos nuestros hijos pasan: El álbum de las emociones.  Para casi todos, una imagen vale más que mil palabras y las emociones son el último recuerdo que se pierde, incluso en enfermedades como el Alzheimer. Os explico brevemente esta propuesta:

  • Buscar una foto o hacer un dibujo de la emoción que en ese día ha predominado (miedo, enfado, celos, alegría, amor, amistad...).
  • Pegar esa imagen en un álbum y al lado expliquemos con palabras sencillas el porqué se han sentido así. Cómo dije en la entrada de la semana pasada ante el mismo acontecimiento no todos sentimos las mismas emociones, por eso es importante saber qué es lo que ellos han sentido y no lo que nosotros pensamos que sienten.

En Psicología hay algo parecido a «la prueba del nueve» de las matemáticas y es algo así: «si somos capaces de hablar de un suceso por muy doloroso que sea es porque vamos aceptándolo y ese es el primer paso para  poder asumirlo en nuestra vida». Busquemos palabras para hablar con nuestros hijos de lo que nos sucede y de lo que les sucede.

domingo, 23 de marzo de 2014

¿Y dónde quedan las emociones?

Puedo asegurar con casi completa seguridad que lo que más os preocupa cuando venís a hablar conmigo es el desarrollo afectivo de vuestros hijos. En algún momento ya os he comentado que los padres somos la imagen en la que nuestros hijos se miran. Es muy importante que aprendamos a gestionar nuestros sentimientos para que nuestros hijos también lo hagan. Voy a comentar algunos aspectos para comenzar la reflexión y, en próximas entradas, os daré algunas sugerencias para trabajar con nuestros hijos y —¿por qué no?—para trabajar también nosotros.
  • Hay que atreverse a descubrir  las emociones.  No es agradable descubrir que tenemos sentimientos negativos o que nuestros hijos los tienen. La ira, el odio, el enfado, el rencor…forman parte del rico mundo emocional del  ser humano, aunque no nos guste vernos reflejados en ellos.
  • Aunque nos suceda lo mismo, sentimos de forma diferente. Las familias que tenéis más de un hijo sabéis de sobra de lo que hablo. Nuestros hijos están educados en el mismo ambiente, con los mismos valores, pero al final ninguno de ellos responde de la misma manera ante el mismo acontecimiento.
  • Decir «estoy bien» es como no decir nada. Tenemos que cambiar el hábito de no expresar los sentimientos y ocultar las emociones. Hay que buscar la precisión en las palabras. No es lo mismo estar alegre que estar ilusionado, y los dos son emociones en las que podemos decir «estoy bien».
  • Cada pensamiento tiene un sentimiento y nos comportamos según lo que pensamos. Esto lo sabemos de sobra los adultos y, cuantos más años tenemos, más experiencia tenemos de ello. Basta con que digamos varias veces «esto no puedo hacerlo» para que una realidad, de manera que parezca que un muro real se ha puesto en nuestro camino. A ellos les pasa igual con asignaturas como matemáticas, lengua... pero también les puede ocurrir con las amistades o con las habilidades sociales.
  • Aceptarse como uno es. Nunca dejaré de insistir  que la autoestima se va formando poco a poco con los comentarios que las personas relevantes de nuestra vida nos van diciendo. Los padres y los educadores tenemos mucha responsabilidad en ello. Quizá esta vez la pregunta sea para nosotros, padres: ¿nos aceptamos como somos? Porque, si la respuesta es negativa, difícilmente sabremos enseñar a nuestros hijos a aceptarse como son.
  • Las emociones siempre son en primera persona y no pueden ser valoradas por nadie. Si mi hijo dice «hoy estoy triste porque he perdido un cromo», nadie puede negar su emoción ni descalificarle como persona, y nadie debería decirle «esto es una bobada». Debemos ayudarle a que su vida no gire en torno a un cromo, pero en ese momento él se siente triste. Os hago una pregunta para que podamos reflexionar juntos: ¿Cuántas veces nos han oído nuestros hijos decir «hoy estoy enfadada porque no he conseguido terminar mi trabajo»?
  • Yo decido lo que cuento y cuándo lo cuento. Lo hacemos sin intención, pero muchas veces parece que exprimimos a nuestros hijos para que nos comenten hasta el más mínimo detalle de sus sentimientos y preocupaciones. Esto sí que es un equilibrio bien difícil, pues tenemos que crear un clima de confianza con nuestros hijos para que, cuando de verdad se metan en un lío importante, puedan contar con nosotros, pero tenemos que tener en cuenta que no podemos invadir su intimidad y su libertad. Nosotros no contamos todo a todos, no pidamos justo lo contrario a nuestros hijos

Hasta la semana que viene. Espero que esta entrada nos ayude a todos a reflexionar cómo gestionamos nuestras emociones.